Amelia Maldonado Viramontes was born September 12, 1927 and died June 1, 2024. She is survived by three sisters: Chole, Isabel, and Celia, and five children: Armando, Carlos, Chole, Graciela and Sergio. Two daughters: Rosamaria and Alicia, died as infants, and one son, Enrique, died in 2018. She also leaves behind 12 grandchildren and 13 great grandchildren. Amelia joins Emiliano, her loving husband of 69 years, and all her loved ones who preceded her, in eternal peace.
Amelia was lovingly known as “Mami Mella,” “Tia Amelia,” or simply “Mella,” to four generations of family and friends.
Amelia had very little formal education, yet she taught herself to read with help from friends and family. As parents, she and Emiliano knew the value of education, and realized that for their family to thrive, they needed to move their children to a place where they had access to higher education. This would mean eventually leaving their home, families, communities, and most of their possessions in Jerez.
In 1960, Amelia and Emiliano took a leap of faith and moved their family with four young children – ranging in age from 2 to 12 years: Chole, Carlos, Enrique, and Armando, – to the U.S. On October 15th Amelia took her children and traveled by car, bus and train from Jerez to Ciudad Juarez where they were reunited with Emiliano. He had been working in the U.S. to prepare for their arrival and the family drove the rest of the way together to their new home.
In Los Angeles, Amelia and Emiliano welcomed two more children: Graciela and Sergio. Their home became a gateway for countless relatives and acquaintances to embark on new beginnings in El Norte — all of whom flourished under her loving care.
Our Mella enjoyed a good laugh, even at her own expense. She had a memory that rivaled any computer IBM could build and would often recall the smallest details about which she was asked. Armed with an unmatched collection of pots and pans, she was famous for the delicious food she made for anyone fortunate enough to find themselves in her home. She had quick comebacks to any situation in the form of “dichos,” often to the laughter and amazement of those around her.
She was a matriarch cherished by her extended family and all who entered her world. She will be missed and never forgotten.
Amelia Maldonado Viramontes nació el 12 de septiembre de 1927 y falleció el 1ro de junio de 2024. Le sobreviven sus hermanas Chole, Isabel y Celia, y cinco hijos, Armando, Carlos, Chole, Graciela y Sergio. Dos hijas, Rosa María y Alicia, murieron cuando eran infantes, y un hijo, Enrique, falleció en 2018. Tuvo 12 nietos y 13 bisnietos. Amelia se une a Emiliano, su amado esposo de 69 años, y a todos sus seres
queridos que la precedieron, en paz eterna.
Amelia era conocida cariñosamente como "Mami Mella", "Tía Amelia" o simplemente "Mella" por cuatro
generaciones de familiares y amistades.
Amelia tuvo muy poca educación formal, sin embargo, aprendió a leer por sí misma con la ayuda de amigos y familiares. Como padres, ella y Emiliano conocían el valor de la educación y se dieron cuenta de que para que su familia prosperara, necesitaban mudar a sus hijos a donde tuvieran acceso a la educación superior, ya que no había escuela local más allá del noveno grado. Esto significaría eventualmente dejar su hogar, sus familias, sus comunidades y todo lo que habían adquirido en Jerez.
En 1960, Amelia y Emiliano dieron un salto de fe y decidieron mudar a su familia a Estados Unidos con su familia de cuatro hijos con edades de 2 a 12 años: Chole, Carlos, Enrique y Armando. El 15 de octubre, Amelia y sus hijos iniciaron su viaje en coche, autobús y tren desde Jerez hasta Ciudad Juárez. Allí se reunieron con Emiliano, quien los llevó el resto del camino hasta su nuevo hogar, que había estado preparando para establecerse en Los Ángeles.
Más tarde darían la bienvenida a dos hijos más: Graciela y Sergio. Pronto, su hogar se convirtió en un puerto de entrada para innumerables parientes y amistades de Jerez, todos los cuales florecieron bajo su amoroso cuidado, para embarcarse en nuevos comienzos en El Norte.
Nuestra Mella disfrutó de una buena risa, incluso a sí misma. Tenía una memoria que rivalizaba a cualquier computadora de IBM y a menudo recordaba los detalles más pequeños sobre los que se le preguntaba. Armada con una colección inigualable de ollas y sartenes, era famosa por la deliciosa comida que preparaba para cualquiera que se encontrara en su casa. Respondía rápidamente a cualquier situación en forma de "dichos", ante la risa y el asombro de quienes la rodeaban.
Fue una matriarca amada por todos los que tuvieron la suerte de encontrarse en su mundo. Todos los que la conocieron la echarán de menos, y nunca la olvidaremos.
The family would like to thank and acknowledge all family members and friends (aunts, nieces, nephews, daughters-in-law, neighbors, and so many others) who gave of their time to care so lovingly for our beloved mother. We appreciate the visits from everyone who took the time to visit her in the final weeks and months, and those who called, who made her feel loved.
We would also like to give special thanks to the dedicated ladies who took loving care of her during the last couple of years: Margarita who fed her and handled daytime duties, Marcela who watched her like a nurse throughout the nights, and Rosario and her beautiful daughter Millie, who lovingly watched and cared for her when no-one else was available to watch her.
We would often ask her; “who loves you, mom?” and she would always answer; “everyone!”. Then we would ask her; “who do you love, mom?”, and she would answer; “everyone equally!” Up to the end, she showed no favoritism, though we all knew we had to be her favorite!
La familia quiere agradecer y reconocer a todos los miembros de la familia y amistades (tías, sobrinas, sobrinos, nueras, vecinos y tantos otros) que dieron de su tiempo para cuidar con tanto cariño a nuestra querida madre. Agradecemos las visitas de todos los que se tomaron el tiempo de visitarla en las últimas semanas y meses, y de aquellos que llamaron, quienes la hicieron sentir amada.
También nos gustaría dar un agradecimiento especial a las dedicadas damas que la cuidaron amorosamente durante los últimos años: Margarita quien la alimentaba y se encargaba de las tareas diurnas, Marcela quien la cuidaba como una enfermera durante las noches, y Rosario y su hermosa hija Millie, quienes la atendían con amor cuando no había nadie más disponible para cuidarla.
Seguido le preguntábamos; "¿Quién la quiere, mamá?" y ella siempre respondía; "¡Todos!". Entonces le preguntábamos; "¿A quién quiere mamá?", y ella respondía; "¡A todos iguales!" Hasta el final, no mostró favoritismo, ¡aunque todos sabíamos que teníamos que ser sus favoritos!
Amelia will be laid to rest in Rose Hills Memorial Park, 3888 Workman Mill Rd, Whittier, California 90601; Portal Lawn; Gate: 1, Section: 5, Lot: 1304, Grave: 3.
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v.1.11.6